Esta es la segunda parte de la columna "La Educación". Para leer la primera parte, haga
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que poco respeto le tienen a él
Una de las tristes herencias del régimen son los bajos incentivos que quedaron para los profesores. El salario que los profesores recibían en 1990 fue el más bajo según varios índices.
Si el profesor promedio ganaba 100 en 1971, en 1990 hubiera ganado entre 28 y 33, según distintas fuentes que pueden ver en el link. Una de las fuentes es el propio Mineduc. Dados los incentivos institucionales, es lógico que la profesión bajara su status. Algo ineficiente desde el prisma económico. Primero que nada, el salario de los profesores no podría quedar determinado por el mercado, por todas las fallas que se observan en la educación: por ser un bien no rival, y por las externalidades que presenta, entre otras. Estas características nos indican que el sueldo de los profesores determinado por el mercado sería menor a su óptimo social, generando una disminución en la cantidad de profesores, como en la calidad de los mismos. De aquí la sensibilidad del tema. Seguramente esa situación es una de las razones por las que los profesores no quieren ser evaluados.
Cuando se cosecha el trigo, los mejores granos son seleccionados y esos son los que darán origen la siguiente generación, con esto se puede mantener un buen nivel de cosechas. Me parece que los profesores también deberían ser seleccionados, o incentivados para captar a aquellos talentosos y de esta manera asegurar que los hijos de la sociedad, sus frutos más preciados, sean bien educados.
En El Mercurio del domingo 23jun (D-9), aparecieron 5 testimonios de profesores en los que se transmitía por la vía humana (trate de despejar el efecto periodístico) lo difícil que es ser profesor, en el sentido económico y profesional, ganan poco y eso no les permite perfeccionar sus estudios: todo lo que es un círculo vicioso.
En D-8 de El Mercurio aparecía una entrevista a José Brunner, una de las autoridades de la educación según este pasquín. El percibía que los principales escollos de la educación son la desigualdad de la sociedad (
aquí puede encontrar un estudio del
CEA – por Mizala y Romaguera! - que respalda esta tesis), la efectividad de las escuelas y la calidad de los profesores. Hoy por hoy, el
colegio de profesores (que irónico, en el colegio se evalúa) se defiende constantemente de las políticas que intentan evaluarlos. Algo difícil de entender, la evaluación es algo que acompaña a todas las personas en todos los ámbitos de la vida: durante el colegio, en la universidad, en el trabajo, en la relación de pareja, etc. Esta resistencia revela que los profesores, en la generalidad, aún no se plantean como parte del problema. El cual es el primer y más difícil paso para encaminarse en la solución de cualquier tema.
Hasta ahora se han cubierto elementos principales de la educación. Pero falta el más importante: los alumnos.
¿les dejarán entender a los cabos que son sus hijos?
Estos se han visto protestar con un nivel de compromiso que ha motivado felicitaciones e hip-hip-urras para los pingüinos desde todos los sectores. Han tomado el papel de ser las víctimas principales del problema de la educación y han respondido con un tremendo nivel de organización, desde todos los niveles. Las instituciones privadas han solidarizado y las tomas proliferado.
Todo esto, aparece en un contexto bastante paradójico. Hace no mucho Newsweek generaba debate en Chile por un reportaje escrito a raíz de la ola pokemon que nos tuvo a todos sorprendidos. "En Chile los denominados “Pokemones” no les importa mucho la política… Están demasiado ocupados teniendo sexo". Obviamente esto esta lejos de reflejar la realidad, es una "verdad" periodística pero que de alguna manera nos indica una dirección.
Considerando la supuesta masividad del movimiento pokemon -basta con ir a alguna marcha pingüina- me asalta una duda: ¿los pokemones no eran como creíamos? ¿Están en pie de protesta por una buena educación? ¿¿Quieren estudiar?? Esto me recuerda una figura clásica, como cuando un niño le pide una guitarra eléctrica a su padre y después queda tirada. Este niño pidió una guitarra y quizás lo que buscaba era atención, cariño, compañía paterna... o también podría ser un consumista en potencia.
Creo que es necesario que los estudiantes entiendan por lo que están alegando. Personalmente, tengo resquemores con la actitud estudiantil.
¿estudiará este cabro?
Se toman instalaciones y se la “toman” de verdad. No hay nada mejor que un carrete en una toma, me lo dijo mi experiencia universitaria.
Se enredan en el tema del lucro (desviando completamente el debate sobre la calidad de la educación), y ¿sabrán ellos lo que esto podría generar? Uno de los efectos que esa política tendría es que la educación es que quedaría en desmedro relativo a alguna otra actividad económica para los privados. Poniéndome en el lugar de alguno de ellos mi pensamiento instantáneo es "si quiero invertir para tener algún retorno, ¿qué me conviene?" La educación deja de ser una alternativa inmediatamente. ¿Será el lucro el problema? "Claro -responden algunos- si al final, existen sostenedores que solo les interesa el dinero". ¿Es ese un problema del lucro? o de la falta de transparencia? Se confunde el problema y su solucionática.
Como es IMPOSIBLE elevar el comportamiento ético de la sociedad - por lo menos en el corto plazo-, el estado debe publicar una serie de cosas que los sostenedores no deberán hacer, una de ellas es el lucro, el incentivo más potente para realizar una inversión. Con esto, la educación quedaría preponderantemente en manos del estado, lo que no traería buenos augurios según el contexto nacional.
Vuelvo a preguntar, ¿querrán estudiar? ¿O alegan simplemente por que tienen rabia y quieren salir a destruir cosas? La realidad no me deja responder esta pregunta. Por un lado, los estudiantes han mostrado bastante interés, como se puede ver en la cantidad de tiempo que han invertido en el conflicto y la capacidad de organización que ostentan. Pero en el otro lado, el ponceo y el sobajeo aparecen con gran cantidad de adolescentes adeptos y los programas como Mekano y Yingo se perpetúan gracias un rating constante.
Es claro que sí existen estudiantes motivados y que no son la mayoría. Por eso creo que este conflicto revela un malestar mucho mayor, una afección de espíritu de la sociedad chilena que involucra a todos los agentes y principalmente a quienes manejan el poder.
¿Que harán cuando se les entregue una buena educación? ¿Qué es una buena educación? ¿Estamos en condiciones de hacer un análisis introspectivo y respondernos esa pregunta? Y responderla de alguna manera que genere adhesión social y participación ciudadana?
Me parece que el tema no está simplemente en contenidos, sino en valores y los que me gustaría proponer - permítame este lujito - son el educar en la libertad y el respeto a los demás, en el valor del esfuerzo, en el respeto a la naturaleza, en la conciencia de las repercusiones que tienen nuestras acciones y en minimizar las huellas no deseadas que uno va dejando, en la tolerancia y el valor de la diversidad, en la duda, la crítica y la discusión, en la cultura del aprendizaje que nos dejan los errores como algo tan o más valioso que el éxito, en la cooperación más que en la competencia; menos en el ego y más en lo común y otros afines pero sobretodo en la conciencia: el arte de darse cuenta de cosas. Creo que es la única manera de elevar el comportamiento ético de las personas aunque inevitablemente esto tendrá que medirse con el apego al dinero.
Esto es un punto muy interesante, aquí me gustaría recibir críticas y desarrollar discusión con quienes se motiven.
En fin. Parece ser un tema mucho más complejo. De algo habrá que avanzar. La LGE la han pintado como un buen e insuficiente primer paso, ojalá que no se hayan cansado, y den todos los que faltan luego... porfavor.
Al parecer están tan preocupados por las elecciones que olvidaron sus principios.