miércoles, 25 de abril de 2007

Porqué siempre pierde la derecha????

El eje izquierda-derecha

La pregunta número 17 de la encuesta CEP de octubre-noviembre de 2005 dice así:

M
ucha gente siente que los conceptos de izquierda y derecha están pasados de moda y a otros no les interesa clasificarse en este esquema. Sin embargo, muchas veces siguen siendo útiles para resumir de una manera muy simplificada lo que piensa la gente en muchos temas. Teniendo esto en mente me gustaría que por favor se clasificara en la escala siguiente que va de 1 a 10 donde 1 representa a la izquierda y 10 representa a la derecha.

Las respuestas de quienes se autoclasificaron (alrededor del 80% de los encuestados) se resumen en el gráfico. La barra más alta, por lejos, está en la opción 5 elegida por un tercio de los encuestados (la mediana de la muestra es 5, la media 5,44). De hecho, poco menos de la mitad (44,8%) eligió los puntos 5 y 6 del eje izquierda-derecha, lo cual corresponde al centro político.

El CEP también le pregunta a los encuestados cómo perciben a los candidatos
presidenciales en el eje izquierda-derecha. En el gráfico, las líneas verticales indican la ubicación promedio de cada candidato justo antes de la elección de diciembre de 2005.
El promedio de Michelle Bachelet, 3,67, estaba bastante más cerca del centro que el de Sebastián Piñera (7,65) o el de Joaquín Lavín (8,46).

Con estos números la derrota de la Derecha no sorprende. Si la gente vota por el
candidato más cercano a su posición en el eje izquierda-derecha (y la encuesta del CEP sugiere que la mayoría de los electores vota así), entonces el gráfico indica que Michelle Bachelet ganaría la segunda vuelta contra cualquiera de los dos candidatos de derecha, tal como ocurrió. La encuesta CEP también explica por qué desde el principio de la carrera presidencial casi la mitad de los encuestados respondía que no votaría por Joaquín Lavín. Simplemente, Lavín era percibido tan a la derecha que no podía captar los votos del centro.
La pregunta clave, entonces, es por qué Bachelet fue percibida más cerca del centro que Piñera y Lavín. Eso, a pesar de que era, posiblemente la candidata más a la izquierda de los cuatro que ha presentado la Concertación desde 1990. A continuación damos nuestra respuesta.


¿Por qué ha sido más creíble la Concertación?

Cambiar la percepción de los votantes no es cuestión de un par de discursos sino de
decisiones creíbles. Y las decisiones creíbles son aquellas que duelen. La Concertación se ha hecho creíble porque una y otra vez ha estado dispuesta a seguir políticas que molestan e incluso enojan a buena parte de sus partidarios más izquierdistas. La Derecha, por el contrario, rara vez está dispuesta a molestar a sus partidarios más derechistas.

Un ejemplo reciente es la propuesta de reforma del sistema de AFP que el gobierno envió al Congreso. Durante la campaña presidencial la reforma previsional entusiasmó a muchos partidarios de la Concertación, en buena medida porque esperaban cambios radicales tales como excluir a las empresas privadas de la administración de los ahorros para las jubilaciones de los chilenos. Sin embargo, luego de recibir el informe de una comisión técnica amplia y de primer nivel, el gobierno de la Concertación optó por una propuesta que mantiene los elementos esenciales del sistema original, en particular las cuentas individuales de ahorro administradas por fondos privados. Más aún, la reforma, lejos de sustituir al sistema, introduce una serie de cambios cuya intención es perfeccionarlo (v.gr. competencia más intensa entre AFP, un pilar solidario más eficaz, mayores incentivos para ahorrar). La insatisfacción e incluso oposición de la CUT y otras organizaciones de izquierda, seguramente genuina, confirman creíblemente que el Gobierno estuvo dispuesto a molestar a parte de sus partidarios adoptando políticas moderadas.

Por contraste, durante la reciente discusión previsional la Derecha apareció defendiendo los intereses de las AFP en temas clave. No sería sorprendente que esto haya reforzado la preocupación del electorado de centro quien, seguramente, estima que la Derecha mantiene una relación demasiado cercana con los intereses empresariales.

Sebastián Piñera ha tenido un problema similar. Una y otra vez termina en controversias donde se enredan sus negocios personales y sus ambiciones políticas. Si Piñera quisiera hacer creíble su vocación de centro y de servicio público, sería cosa de renunciar, voluntariamente, a manejar el día a día de sus negocios, por ejemplo, mediante un fideicomiso ciego. Mientras no lo haga, seguirá siendo percibido muy lejos del centro político y no tendrá posibilidades de ser Presidente.

La lista ilustrando nuestra tesis es mucho más larga. Por ejemplo, mucha gente de
izquierda piensa sinceramente que los ministros de hacienda de la Concertación son
neoliberales. Y hace algunos años, el Presidente Lagos estuvo dispuesto a nombrar a
Vittorio Corbo, un economista con simpatías de derecha, presidente del Banco Central. Por
contraste, en la Derecha, guste o no, la voz cantante la lleva la UDI, el partido más alejado del centro.

Así las cosas, no sorprende la ineficacia de las campañas de los candidatos de derecha. Por ejemplo, durante la última elección no bastó con que Lavín y Piñera dijeran que la desigualdad les preocupaba mucho. Para que fueran percibidos más cercanos al centro su discurso tendría que haber sido respaldado por varios años de hechos y decisiones que avalaran esa preocupación.

Conclusión

Muchos piensan que la Derecha no gana elecciones porque faltan votantes “de derecha”. En esta columna hemos argumentado que el problema de la Derecha es otro. Habría mucha más gente dispuesta a votarla si sus candidatos se movieran creíblemente hacia el centro.

Si así ocurriera, el país ganaría mucho. Una razón es que la alternancia en el poder, clave para que una democracia funcione, sería una realidad. También es cierto que una derecha capaz de ganar una elección mantendría a la Concertación alerta y la desafiaría permanentemente a gobernar bien para el grueso del electorado. Por último, la amenaza permanente de perder una elección también ayudaría a que las políticas moderadas, que han sido características en Chile durante los últimos 17 años, comiencen a manifestarse en el diseño de nuestras instituciones, y se consoliden más allá de quién esté en el poder.

Si la Derecha quiere tener una posibilidad de ganar la elección presidencial el 2009 debe cambiar creíblemente su forma de actuar. Esto implica molestar y enojar con frecuencia sus partidarios más acérrimos. Si no lo hace, el 11 de marzo del 2010---un día como hoy en tres años más---asumirá por quinta vez un gobierno de la Concertación.


*Eduardo Engel es profesor de la Universidad de Yale; Alexander Galetovic es profesor de
la Universidad de Los Andes e Investigador del CEP; Pablo A. González es Director de
Proyectos de Cimagroup.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

creo interesantes todas estas conclusiones

pero más creo que la alternancia en el poder se da por el fracaso de las coaliciones en intentar arreglar todos los problemas que aquejan a un pais. gobernar es muy dificil, y la forma en que hacemos sociedad impide liderazgos políticos claros, robustos y que se alinien en pos del bienestar social. si se la pasan peliando.

el problema es que la derecha es tan mala, que la verdad es que no se si se de alternancia.

de todas maneras, hoy aposté 5lucas a que la concertacion no se reelegía

no estoy tan seguro pero eso aposté

saludos...

que cuatico la nulidad en comentarios...

PeLLuKeiToR dijo...

Creo que la alternancia nos es buena en si misma. Es buena en la medida que la alternativa sea buena. Obvio. Keko....creo q perdiste 5 lucas, y espero que no votes por la derecha.